Ya en el interior del recinto, encontramos los restos de unas dependencias que debieron revestir cierta importancia, entre las que destaca una sala abovedada. Siguiendo este recorrido, y en la parte más meridional del conjunto, llegamos a la zona noble de la fortaleza, residencia del señor del castillo, formada por una serie de edificaciones cimentadas sobre la propia roca y formando una U alrededor de lo que debió ser un patio de armas, dominado el conjunto por una gran torre cuadrada. En la parte superior del cerro se observan restos de dos aljibes, uno de ellos de grandes dimensiones.

También se sabe de la existencia de una iglesia o ermita dedicada a San Miguel, de la que no queda ningún vestigio. El castillo, declarado Monumento Histórico Artístico, se halla en ruinas desde que sufrió los efectos del terremoto que en el s. XVIII asoló estas tierras, lo que unido a las acciones bélicas de la Guerra de la Independencia y, sobre todo, de las Guerras Carlistas, hizo que desapareciesen muchos de sus elementos.